Los movimientos de la vida cotidiana son suficientes para dar cuerda a un reloj automático. Sin embargo, en el caso de personas menos activas, como los ancianos o pacientes confinados a una cama, es posible que esa actividad no garantice que sus relojes mantengan la cuerda suficiente. En esos casos, unas pocas vueltas de la corona en el sentido de las agujas del reloj bastarán para dar la carga suficiente al reloj.